El sexteto se quedó con muy buen sabor de boca con la experiencia en Estados Unidos hace un par de años, de modo que repiten ahora en Europa. Además de su amplio repertorio, tienen la excusa de un nuevo álbum, “Phantom Island”, en el que le dan una enésima vuelta de tuerca a su sonido mutante. Esta vez, con orquesta y un toque de luminoso soul pop.
Joey Walker (guitarra, teclados, voces…) nos atiende desde el otro lado del mundo, Melbourne, en una conversación más que agradable sobre la experiencia de sus residencias y su nuevo trabajo. No hay nadie como ellos, y eso lo saben con certeza quienes han tenido la suerte de verles gozar sobre el escenario con su multicolor, e imposible torbellino de géneros.
¿De dónde viene la idea de hacer esta serie de residencias por varias ciudades europeas?
La idea es tan simple como hacer lo que hicimos en Estados Unidos hace un par de años. El formato fue fantástico, y muy divertido para nosotros. A menudo, cuando haces lo normal de tocar ciudad tras ciudad, tienes la impresión de que empiezas a divertirte justo cuando el show se termina. Que si volvieras al escenario tocarías mejor. Nos dimos cuenta de que si pasas más tiempo en un espacio, la gente se mete más en el concierto. No tocamos la misma canción dos veces, y no sé, todo se hace emocionante. Y luego, desde un punto de vista egoísta, tocamos en sitios muy bonitos, cosa que no habíamos hecho antes. Es así de sencillo.
¿Dónde tocasteis en Estados Unidos?
Tocamos en Chicago, ese pueblo a las afueras de Seattle llamado Remlinger Farms y esa sala alucinante fuera en Nashville en un sistema de cuevas muy loco. Y terminamos en el Hollywood Bowl de Los Angeles, con un gran concierto. Me olvido de uno, pero fue genuinamente divertido. Por todo lo que digo, pero también por nuestra salud: girar suele conllevar un estilo de vida bastante poco saludable. Lo de vivir en un autobús y despertarte en el aparcamiento de la sala es muy raro. En este tour nos vamos a alojar en pequeños hoteles, y vamos a poder ir a la playa.
“Nos encantan Barcelona y España, hay muchísima energía y vida”
La idea es también, por lo que veo, girar de un modo más relajado. Lo cual tendría que afectar para bien a vuestra interpretación.
Creo que sí. No siempre es posible hacerlo en cada gira, pero de vez en cuando es estupendo para nosotros y los fans. Sobre todo si los sitios en los que vas a tocar son especiales también para el público. Que la gente pueda viajar a un sitio y le merezca la pena.
¿Por qué Barcelona? Es evidente que tenéis una relación especial con la ciudad.
Nos encanta España. Hemos hecho unos cuantos shows allí. Hemos tocado mucho en Barcelona, de hecho estuvimos en el Poble Espanyol en 2023 y nos flipó. Hemos tocado dos o tres veces en el Primavera Sound, y luego varios conciertos entre medias. Me encantan España y Barcelona. Hay muchísima energía y vida. Nos emociona volver, especialmente porque vamos a poder estar cinco o seis días, ya que hacemos tres conciertos con dos días libres antes y después. Siempre está bien poder sacar un poco de tiempo para estar por allí. Me engaño a mí mismo diciéndome que van a ser unas vacaciones [risas].
Por lo que vi hace dos años en el Canela Party de Torremolinos, vuestras actuaciones aquí tienen una energía especial. No sé si se puede decir que hay una conexión especial con los fans españoles. ¿Me equivoco?
No, coincido al cien por cien. Me parece que los conciertos que damos en España, independientemente de dónde sean, siempre acaban siendo especiales. Hay un intercambio de energía entre lo que ponemos nosotros y lo que pone el público. Siempre hay algo eléctrico. Salvaje, en el mejor sentido. ¿Me entiendes? Siempre son conciertos como Dios manda. Sinceramente es una de las razones por las que vamos a Europa.
Siendo como sois una banda tan especial en vivo, ¿cómo os afectan las diferentes energías de cada público y concierto?
Es una buena pregunta. Pues son distintas. No sé si esto se puede aplicar a otros grupos, pero en nuestro caso, cada vez que tocamos tratamos de superarnos a nosotros mismos. Es como que tenemos que llegar al punto más alto de energía o encontrar la conexión con cada uno… Hacerla más rápida, profunda o como demonios sea cada vez que tocamos. Al final, normalmente acabamos llegando. Al menos una vez en cada bolo hay un momento en que todo entra en combustión. Pero esto tiene un precio: cuando sales del escenario, estás bien, pero muerto.
Imagino…
Al día siguiente a las seis de la tarde o antes del bolo no te puedes ni creer que tengas que hacerlo otra vez, porque estás sin energía. Entonces vuelves al escenario y estás de nuevo peleando por recuperarla.
Y la recuperas.
Sucede siempre de repente. Y me da la impresión de que la “batalla” que entablamos para extraer toda la energía que podamos de cada concierto es siempre similar. Va a haber momentos de heavy metal muy pesado, mierda electrónica o algo más soul, jazz o lento… Vamos a muchos sitios, tenemos esa libertad. Si algo no funciona o la atmósfera no es buena, o si el público no está metido, decimos: “A la mierda”, cogemos la canción equís y la cambiamos. Es interesante también porque no repetimos los temas ni los repertorios. Tampoco tocamos lo que hicimos la última vez en la ciudad. Siempre hay un poco de ansiedad en cuanto a si nos vamos a acordar de tocar lo que sea. Pero está bien. Siempre recompensa decir: “A la mierda, a ver si ocurre”. Y suele acabar siendo una experiencia muy gratificante. Algo ocurrirá, sea bueno o malo, pero eso está bien.
“Algo debemos estar haciendo bien, creo que es mantenernos fieles a nosotros mismos y tratar de divertirnos”
Curiosamente hace pocos días vi una entrevista con Nick Cave en la que decía lo mismo respecto a las giras: que todo el cansancio que acumula durante el día desaparece en el concierto. Y él es mucho mayor que vosotros.
Es totalmente cierto. Siempre digo que el único remedio que hay para el cansancio que acumulas en las giras y lo mal que te sueles encontrar es hacer un concierto. El show es la única cura. Es lo único que te va a despertar de estar deprimido o echando de menos a tu familia, toda la mierda que hay en un tour. Es el único remedio, incluso cuando en el momento parece que sea lo último que quieres hacer. Es de locos. Y me sorprende lo cierto que es.
Vuestro repertorio es oceánico. ¿Cómo escogéis lo que vais a tocar en estos conciertos? Supongo que cada uno de los tres que vais a dar en Barcelona será un mundo. ¿Qué me puedes contar?
Bueno, vamos a hacer lo habitual, que es coger fragmentos de todo el catálogo y ver qué pasa con ellos. Hemos llegado a un punto en el que nos gusta romper las canciones y ver a dónde van sin adherirnos a las versiones grabadas en los discos o algo así, aunque no sean canciones de improvisar. Se trata de probar mierdas diferentes. Hemos estado seis meses desarrollando elementos electrónicos en casa para los conciertos. Así que creo que habrá mucho de ello. Pero al final del día, va a ser ultra divertido venir a Barcelona casi en verano y en un show al aire libre. Va a ser estupendo.
Estas residencias son una cosa muy especial, casi única. Se salen del esquema habitual de “nuevo disco y gira”. ¿Es difícil organizar algo así?
Con Gizzard hemos evolucionado. Hace años se nos conocía por la experiencia de los discos, más que por el directo. Éramos igual de buenos en vivo, pero la gente se preguntaba qué sería el próximo álbum: “Pueden bla, bla, bla…” Ahora me parece que estamos mucho más centrados en el directo. Hemos tocado tanto que es el directo lo que está atrayendo al público. Queremos seguir sintiendo el gusanillo de tocar o girar, porque por mucho que nos encante, es duro salir cinco o seis semanas, sin poder volver a tu casa, tocando cada noche. Mientras que hacer algo como esta residencia, podemos elegir las salas y los lugares. Creo que eso cambia la atmósfera.
Entiendo.
Es más relajado. Cuando lo hicimos en Estados Unidos, la idea es que fuera divertido tanto para los fans como para nosotros. Y nos sorprendió lo divertido que fue y cómo la conexión con el público fue demencial. Queremos hacer lo mismo en Europa porque lo necesitamos. Y queremos que sea tan fresco como sea posible para nosotros y los fans.
Como te decía, tuve la suerte de veros hace dos años, y me asombró vuestra fluidez y capacidad de pasar de una cosa a otra… Ibais disfrazados de pilotos, y contagiabais entusiasmo. Se nota que sois colegas y eso se transmite.
Sí, creo que la PA se rompió y hacía mucho viento… Sí, ese concierto fue bueno. Antes de todo ya éramos amigos. En aquellos años, entre 2010 y 2012, vivimos juntos con otros amigos, y todos teníamos grupos distintos. King Gizzard era una más de las muchas que teníamos. Luego el grupo se hizo más sólido y serio, pero seguimos siendo amigos. No tenemos la impresión de estar trabajando. Es como que vamos al estudio, salimos por ahí y nos reímos, sin presión. La gente con la que trabajamos son nuestros mejores colegas. Vuelvo a casa de gira, y al fin de semana siguiente volvemos a salir. Todos tenemos los mismos amigos en Melbourne. Es un grupo de amigos, así que tienes la impresión de que viajas por el mundo con tus mejores colegas. Suena cursi pero es así.
“En nuestros conciertos algo ocurrirá, bueno o malo, pero eso está bien”
Hasta este momento habéis sacado algunos adelantos de “Phantom Island”. Son canciones de pop soul muy luminosas. ¿Y el disco completo?
Yo diría que desde un punto de vista estilístico es un disco híper melódico, pero los dos primeros singles, “Phantom Island” y “Deadstick”, están aparte. El resto del álbum está muy cohesionado. No quiero hablar de madurez, pero hay como una densidad bonita, como si estuviera muy logrado. Sinceramente, es uno de mis discos favoritos de todos los que hemos hecho. Y esas dos canciones no son como el disco, lo cual es algo muy Gizzard. Normalmente los grupos escogen la mejor canción, pero nosotros somos distintos. Estamos muy contentos con el disco. Es único, y los arreglos de cuerda son geniales. Creo que mejora cuanto más lo escuchas. Tiene mucho que ofrecer.
Lo alucinante es que con los bandazos estilísticos que dais, habéis ganado una gran base de fans, cuando la música solía ser una cosa de compartimentos. Supongo que vuestra filosofía sigue siendo: “A la mierda, vamos a probar esto”.
Tratamos de estar inspirados para hacer toda la música que podamos, y de crear las condiciones para que se dé. Sí que decimos “a la mierda”, pero si hacemos un disco de heavy metal, o de improvisar mucho, al final del proceso, que dura un tiempo, a veces las canciones no tienen la energía o el feeling inicial de cuando empezaste con ellas y te flipaban… Las has escuchado mil veces, y quieres hacer lo contrario, por ejemplo un disco de electrónica. Creo que por eso cruzamos tantos géneros. Como que queremos hacer la versión más diferente que podamos. Nos dimos cuenta de esto muy al principio, hace diez años o incluso antes. Pero creo que eso ha resonado con nuestros fans. Confiamos en el proceso. Tratamos de seguir estando lo más flipados que podemos haciendo música juntos.
¿Sois conscientes de ser un grupo único, absolutamente singular?
Sí, y eso nos ha llevado a nuevos territorios. Tocar para tanta gente, ir a tantos sitios alucinantes y todo eso en Estados Unidos. Ahí se han vuelto locos también. Estamos tocando en salas enormes, pabellones y demás, lo cual nos alucina, porque somos una banda rarísima. Es una locura que la gente venga y muestre interés suficiente para venir y comprar el disco. Algo debemos estar haciendo bien, y creo que es mantenernos fieles a nosotros mismos y tratar de divertirnos.
En verano hacéis otra gira muy especial: vais a tocar en Estados Unidos acompañados por una gran orquesta. Eso mola bastante, ¿no?
Sí, vamos a tocar el nuevo disco entero con una gran orquesta, y luego algunas canciones clásicas de nuestro repertorio con ella también. Una orquesta de treinta músicos en salas locas. Estamos muy nerviosos con ello, la verdad.
¿Hacéis esto porque el nuevo álbum está muy orquestado?
Sí. La razón por la que “Phantom Island” ha terminado siendo un disco así es porque la orquesta filarmónica de Los Angeles nos contactó para preguntarnos si queríamos hacer un concierto con ellos, que les encantaría. Nos pareció una locura, y decidimos que el nuevo disco tendría una orquesta. De ese modo, cuando fuéramos allí podríamos tocar con ellos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.