Psicòptic! Pau Riba & Dioptria
LibrosJaime Gonzalo

Psicòptic! Pau Riba & Dioptria

8 / 10
Carlos Pérez de Ziriza — 22-05-2025
Empresa — Liburuak

No diré ninguna primicia: leer a Jaime Gonzalo siempre es nutritivo. Al margen de su enorme conocimiento, tiene un estilo mordaz, incisivo, que no se casa con nadie (hasta donde yo sé) y se las ingenia para sacarle punta a cualquier tema que puedas imaginar, por mucho que se haya podido tratar previamente. Aquí lo hace dispensando un dechado de agudeza para fijar en la memoria el legado que uno de los grandes heterodoxos de la música popular estatal, Pau Riba (1948 – 2022), sedimentó a principios de la década de los setenta del siglo pasado con el totémico "Dioptria" (1970/71), aunque el relato también refleje sus antecedentes – tentativas y conciertos previos – y su secuela – el álbum "Jo, la dona i el gripau" (1971). Es, en palabras del autor, el disco que acabó con los años sesenta, y también una influencia clave en la obra de músicos tan dispares como Sisa o La Banda Trapera del Río, tan esencial sobre las hordas del progresivo local como sobre la facción más incatalogable del punk patrio. El libro está íntegramente traducido al catalán (dato único, creo, en el catálogo de Liburuak), aunque se anuncia una próxima edición en castellano.

Refractario a las convenciones, renegando incluso del conservadurismo de su abuelo, el poeta Carles Riba, cuyo ascendente familiar tanto podía legitimarle a ojos de la burguesía catalana (le afeaba no haber tenido los bemoles de traducir en su tiempo los párrafos de orientación homosexual de Kavafis), Pau Riba fue como una piedra en el zapato de una Nova Cançó que por un lado le acogía, pero por otro lo veía como un perro verde: cosas de la cultureta, término que particularmente me encanta porque me recuerda a otro, igual de estéril (por estrecho de miras) y de preciso, que se estila por tierras valencianas, como es el de la terreta.

Jaime Gonzalo contextualiza con maestría, recurre a todos los testimonios que puedas imaginar, desgrana algún detalle que hoy parece inverosímil (yo ni sabía de la existencia de un bolo de rock català de seis horas en el Pabellón del Real Madrid en plena década de los 70, tras el que Riba acabó en comisaría), destila algo de vitriolo (el recadito a Enderrock por su discutible tributo en 2006) y cristaliza, en resumen y sin ninguna hojarasca (133 páginas de texto, al margen de las fotos), las entretelas de un disco único y un tiempo irrepetible, de profundas mudanzas sociales.

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