El ciclo 'Directos Vibra Mahou' volvió a dejar en A Coruña una de esas noches que merecen la pena disfrutar. También de las que invitan a la reflexión, pues resulta triste que dos figuras actuales como Sienna (en la foto) y Hoonine se encuentren una sala lejos del lleno absoluto. Y es que ese cartel doble es de los que encajan a la perfección, con dos proyectos distintos en lo musical pero muy similares en lo talentoso y energía de su puesta en escena.
Sienna fue el encargado de abrir fuego, y salió al escenario mostrando una energía arrolladora desde el primer instante, en una actuación donde el corazón, la emoción y lo íntimo fueron grandes protagonistas. Lleva dos años girando de forma ininterrumpida, y eso quedó patente en un show que se mostró sólido y en donde su último disco, “Trance” (Emerge, 24), fue el eje conductor. Su voz es poderosa, luminosa, cálida y rota a partes iguales, y no resulta exagerado decir que escucharle interpretar unas canciones de por sí llenas de sentimiento es una experiencia única.
Uno de los momentos más especiales se produjo cuando cogió su guitarra, se colocó entre el público e interpretó “Los Insensatos” a capella. Una canción elegida por sus seguidores en redes sociales, que el propio Álex dijo estar contento de volver a cantar y que fue recibida con silencio y un respeto increíble por parte de los presentes. Después llegó la traca final con una sucesión de canciones perfectamente escogidas, en las que el público por fin se acercó a primera fila para darle a Sienna y su banda ese cariño y calor que merecían. Él respondió volviéndose a mezclar entre los allí presentes para interpretar “Épico y Mortal”, mientras que para el cierre quedó “Esto no es el cielo”, su canción más aclamada y esperada.
Tras su actuación, Hoonine tomó el escenario para presentar “Una foto al cielo” (Warner, 25), su último EP. Lo hizo sola, haciendo todo lo necesario para convertir la noche en una auténtica rave digna de los mejores festivales o fiestas discotequeras. No descansó ni un segundo, evidenciando que su intención era que nadie parase de bailar o de cantar. También hubo lugar para la sorpresa al versionar “Tú me dejaste de querer” de C. Tangana, en un momento de bajada de revoluciones que sirvió para demostrar versatilidad y una capacidad vocal asombrosas.
Como ocurrió en el caso de Sienna, la actuación de Hoonine se hizo corta, dejando con ganas de mucho más. Pero también es cierto que, en ambos casos, quedó claro que tienen el nivel, la actitud y el talento suficientes como para dar un salto en una industria que no siempre es justa ni recompensa el mérito. Lo suyo fue una demostración de profesionalidad, derrochando entrega independientemente del aforo. Conectaron con el público y ofrecieron dos conciertos memorables, en lo que, además de cantar y escribir con brillantez, se mostraron cercanos y auténticos. Ojalá su próxima visita se encuentre con el reconocimiento que esta noche ya anticipó.
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