Una noche complicada
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Una noche complicada

7 / 10
Sergio Iglesias — 12-05-2025
Fecha — 09 mayo, 2025
Sala — BEC Bizkaia Arena
Fotografía — Eider Iturriaga

Tarde noche lluviosa en Barakaldo, que se tornaría luminosa en cuanto cruzamos las puertas del BEC, para disfrutar del mini festival que los Bad Religion habían montado para celebrar su 45 aniversario junto a Belvedere, Crim, Strung Out y Agnostic Front. Si hace tres años ya estuvimos celebrando las cuatro décadas al pie del cañón de los californianos (crónica aquí), con dos años de retraso por la puta pandemia, esta vez tampoco podíamos faltar, porque las grandes bandas se merecen que se les rinda pleitesía como es debido.

Sin embargo, he de reconocer que, si bien los Bad Religion estuvieron muy bien –puede incluso que mejor que en 2022- no es menos cierto que contaron con la ventaja de un buen sonido, cosa que no sucedió con ninguno de los bolos de las bandas que le acompañaban en un cartel que, a priori, sonaba muy atractivo.

Abrieron fuego unos Belvedere que, con muchísimas ganas, supieron aprovechar su media hora de bolo para empezar a calentar el ambiente antes de todo lo que llegaría a continuación; ante una audiencia todavía escasa, repartieron cera a base de bien. Los canadienses desplegaron en el escenario su catálogo de sonidos punk rock mezclados con partes más punkarras, incluso divertimentos a lo Toy Dolls y mucha mucha “zapatilla” a lo largo de su breve actuación. Un mini show en el que ya se anticipaba que iba a ser una de esas noches de “sí, pero no” en el BEC, ya que, como hemos comentado, el sonido fue un hándicap con el que todas las bandas tuvieron que lidiar a lo largo del festival.

Los siguientes en subir a escena fueron Crim, quizá la banda del cartel que se salía de la línea más punk rock, para practicar sonidos más cercanos al Oi! y al streetpunk, con letras reivindicativas y una profunda conciencia social. Pues bien, el de los catalanes fue, sin duda uno de los mejores bolos de la noche, ya que pusieron patas arriba un BEC que se empezaba a calentar, y contaron ya con una afluencia de público interesante, en un bolo trepidante que no tuvo más descanso que el breve saludo y el agradecimiento de un emocionado Adrià Bertran, vocalista y guitarrista de una banda que, sabida la limitación de tiempo que tenían, supieron hacer una buenísima selección del repertorio, para que la intensidad no bajara ni un segundo.

Y tras esta dosis de adrenalina, llegaba el momento de la hecatombe con unos Strung Out, que no pudieron empezar peor su concierto, con fallos más que notables en la parte técnica, con un sonido que iba y venía, y que incluso se interrumpió cuando iban a comenzar el segundo tema. Una situación ciertamente inaceptable en un show como este, ya que no nos encontrábamos en unas fiestas de pueblo, o en una sala con medios limitados, sino que se supone que es uno de los grandes recintos musicales que tenemos en Bizkaia – o, por lo menos, eso es lo que llevan años vendiéndose - . En mi opinión, es imperdonable que venga una banda internacional de este nivel, y tenga que vérselas con estos problemas. Strung Out, supieron, sin embargo, sobreponerse a la situación y, tras el evidente –y justificado- cabreo inicial, ofrecieron un show más que digno que supieron salvar con la profesionalidad y actitud que caracteriza encima del escenario, a una de las grandes bandas de la ola noventera del punk rock californiano.

Poco mejor sonó el concierto de otra de las bandas que más expectación había levantado antes de la cita. Unos Agnostic Front que, sin embargo, no iban a dejar que se jodiera la fiesta que tenían preparada para un público entregado a las leyendas del hardcore y el Oi! neoyorkino, que, con un Vinnie Stigma en modo estelar, fueron deshojando un setlist en el que iban cayendo, uno tras otro, grandes himnos de la banda como “My life my way”, “Old New York”, “For my family”, “Victim in Pain” o la imprescindible “Gotta Go”, colando además una trepidante versión del “Blitzkrieg Bop” de Ramones. Un bolazo que ni siquiera pudo empañar el ya mencionado hándicap técnico. Todavía casi ni se han ido, y ya estamos esperando con ansias la próxima visita de estas bestias.

Y llegaba el momento de la noche. Tras una espera amenizada por el “Bilboko Gaztetxean” de MCD –¡qué disco, qué banda!- que pudimos disfrutar en bucle, mientras veíamos cómo montaban el escenario para los grandes protagonistas del festi, las luces se apagaron y, con los primeros acordes de “Recipe for hate” empezaba la locura… y la magia, porque por fin pudimos disfrutar de un sonido decente por primera vez en toda la noche. Y no sé si pensar mal de los angelinos, y que como he leído a algún compañero de conciertos, quisieron eliminar la competencia con el viejo truco de trilero de poner a los “teloneros” (término realmente confuso en un festival como este) menos medios, o simplemente pensar que la pericia de sus técnicos o sus equipos funcionaban mejor… la cuestión es que la diferencia fue abismal.

Pero bueno, pasando de todo esto, y centrándonos en lo que dio de sí la actuación de Bad Religion, poco cabe decir de una banda que ya ha dicho todo lo que tenía que decir en estas cuatro décadas y media. Y cuando lo fácil habría sido tirar del tirón los temas inmortales de sus primeros trabajos, cabe destacar la capacidad de los californianos para armar un repertorio redondo, repasando discos de, prácticamente, todas las épocas. Algo que dice mucho de una discografía en la que, incluso discos mediocres, contienen algún temazo digno de ser interpretado en una ocasión como este gran aniversario.

Por supuesto que se quedaron algunos himnos en el tintero, y es que, como digo, es imposible abarcar una historia tan extensa sin que alguien eche algo en falta. Pero a pesar de que todos y todas estábamos esperando tal o cual tema, creo que nadie salió decepcionado de un bolazo en el que Graffin y los suyos estuvieron a un gran nivel y en el que no paramos de botar y bailar ni un solo segundo. 80 minutos para 25 canciones, en los que el quinteto de Los Angeles demostró por qué siempre serán recordados como los grandes maestros de un género, como es el punk rock o el harcore melódico… o como cada cual quiera llamarlo, que ve cómo, mientras grupos coetáneos o posteriores se van despidiendo, ellos siguen firmes al pie del cañón, dando lecciones de actitud en cada concierto, girando sin pausa y satisfaciendo esa necesidad que los fans tenemos de verlos cada cierto tiempo.

“No control”, “Modern man”, “Struck a nerve”, “Fuck Armageddon…this is hell”, “You”, “Generator”, “21st Century (Digital boy)…y no sigo, porque no se trata de destripar el setlist, pero vamos, que poquitas bandas están, hoy por hoy, a la altura de este repertorio. Así que, sin más preámbulo, ya nos vamos preparando para cuando cumplan el medio siglo y vuelvan para celebrarlo de nuevo. Cada vez más años, cada vez más achaques, y cada vez cuesta más levantarse del sofá… pero hay citas a las que no se puede faltar, y si ellos nos vuelven a llamar, por supuesto que allí estaremos, y lo disfrutaremos como si fuera la primera vez. ¡Eternos Bad Religion!

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